Juegos de mesa

Una imagen milenaria: niños y niñas  jugando juntos alrededor de una mesa, usando las manos, las palabras, el ingenio. ¿Hay algo mejor? Muy pocas cosas encontraremos que superen la diversión y el aprendizaje que provocan estos juegos.

¿Qué juego de mesa para niños elegir?

Per ¿qué juegos son los mejores para niñas y niños?

Queremos que se lo pasen bien, que compartan, que aprendan y que todo eso les sirva, además, en el futuro, para crecer sanos y competentes.

Tenemos algunos geniales para enseñarte que cumplen estos requisitos.

Juegos Cooperativos

Cuando entre varios jugadores no hay un afán competitivo y, para conseguir el objetivo planteado, deben colaborar, coordinarse y llegar a acuerdos, estamos frente a un juego cooperativo. Acción conjunta, trabajo en equipo y victoria o derrota colectiva; un grupo frente a otro grupo, o frente al desafío que plantea el juego.

3-4 años

comprar-Flipi-Flatter

Flippi Flatter

comprar-primer-tesoro-juegos

Mi primer tesoro de juegos

comprar-juego-3-cerditos

Juego Los 3 cerditos

 

5-7 años

comprar-bugs-juego

Bugs

 

comprar-frutal-juego

Frutal

 

comprar-circulo-hadas

El Círculo de Las Hadas

 

Juegos de Estrategia

Trazar un plan y llevarlo a cabo. Así podemos definir un juego de estrategia, donde el mejor planteamiento y ejecución suelen conducir a la victoria. Los jugadores representan diferentes papeles o roles y desarrollaran una serie de movimientos para alcanzar una posición ganadora, y así completar el objetivo del juego.

3-4 años

comprar-blokus-junior

Blokus Junior

 

comprar-Quién-hace-Pingüino-Caiga?

Quién Hace Que el Pingüino Se Caiga?

 

comprar-mascotas-juego-mesa

Mascotas, el Juego de Mesa

 

Juegos de mesa para niños de 3 años hasta …

 La etapa infantil no puede concebirse sin el juego. Jugar es su principal actividad y responde a la necesidad de niños y niñas de mirar, tocar, curiosear, experimentar, imaginar, saber, expresar, crear, …

 Es un impulso primario que nos empuja desde el nacimiento a descubrir, explorar, dominar y amar el mundo que nos rodea, permitiendo así un sano y armonioso crecimiento del cuerpo, la inteligencia, la afectividad y la sociabilidad.

 Jugar es sin duda una de las fuentes más importantes de progreso y aprendizaje: los juegos adquieren en la infancia un valor educativo evidente.

 En primer lugar, porque despierta la curiosidad, que es motor del aprendizaje. También proporciona alegría y satisfacción, al jugar, los niños exteriorizan sus miedos y angustias, expresan sus preocupaciones más íntimas y todo esto les permite elaborar sus emociones y sentimientos, recreándolas a través de los objetos, monstruos o animales, a veces, inventando nuevas historias, ensayando nuevos finales o situaciones difíciles. También poniéndose en la piel de los demás, organizándose, repitiendo hasta la saciedad situaciones presentes y pasadas.

  Para ellos, el juego también actúa como estimulante de la superación personal, a partir de la experimentación del éxito, que es la base de la propia confianza. Cuando aceptamos retos, que superamos con esfuerzo, nos sometemos a los resultados del azar, elaboramos defensas a la frustración y aprendemos a ponernos en el lugar del otro. Aceptamos normas y pautas de convivencia como esperar el turno, ganar, perder o ceder en el juego, por tanto se desarrollan todas las funciones físicas, afectivas y sociales necesarias para un crecimiento sano y equilibrado.

Juegos infantiles

  Para jugar necesitamos, en primer lugar, tiempo. Un tiempo rico, sin prisas, donde podamos desplegar la imaginación y recogerla, recrear lo visto, experimentado y aprendido, tiempo para soñar y para imaginar.

  Necesitamos espacios acondicionados para juego en las calles, en las casas, en las escuelas, poder jugar de manera libre, espacios que permitan imaginar y recrear nuestra creatividad.

  Necesitamos, en tercer lugar, compañeros de juego, padres, madres, abuelos, … pero también otros iguales a nosotros, porque jugar solo tiene su valor, pero si jugamos habitualmente solos podemos incrementar sentimientos de impotencia y, además, se limita enormemente en las posibilidades del juego. Es en el contexto de los juegos compartidos donde el niño aprende cómo son los demás y van formando su propia imagen.

  Y, por último, lo más importante: nuestra actitud como padres y madres, esa necesidad que tienen los niños de nosotros, una actitud abierta, confiada, positiva, … aceptando esos juegos, compartiéndolos con ellos, interesándonos por sus cosas, compartiendo fantasías ilusiones, así seremos capaces de crear un espacio de confianza, de libertad y creatividad estimulante de su juego, en el cual el niño pueda crecer y desarrollarse, y nosotros, también.

Categorias relacionadas